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Liderazgo para la transformación digital, humana y social!

El trabajo remoto pone en jaque la habilidad de liderazgo para romper el modelo del jefe que simplemente da órdenes y abrirse a paradigmas más participativos!

En 2020, cuando vino la pandemia y fuimos sorprendidos por la repentina necesidad de confinarnos y trabajar desde casa, tuvimos la demostración más grande del poder de la tecnología para soportar la economía y mantenernos conectados y activos. Y aunque muchas actividades económicas se vinieron a pique y apenas estamos viendo los rezagos de la devastadora crisis, ese escenario nos demostró que la interconexión global que hemos venido construyendo en las décadas recientes tiene el poder para mantener el sistema económico y social girando, a pesar de los sucesos.

 

En ese panorama distópico que atravesamos en 2020 y 2021, nuestra forma de trabajar y relacionarnos fue radicalmente transformada y, entre muchas otras nuevas realidades, el trabajo remoto se convirtió en algo completamente cotidiano e incluso conveniente para una inmensa cantidad de personas alrededor del mundo. Lo que antes era tan sólo una modalidad laboral, terminó por convertirse en el principal sistema de trabajo, un modelo organizado del cual miles de compañías se beneficiaron por la gigantesca reducción de costos y lo práctico que resultó para mantener a los trabajadores comprometidos e incluso aprovechar más de su tiempo productivo.

 

No obstante, el sistema de teletrabajo ha tenido un desafiante período de prueba y al tiempo que ha reportado grandes beneficios, también ha experimentado duros retos, especialmente en cuanto a la comunicación y la cohesión de los equipos de trabajo. Si bien, por ejemplo, es más fácil convocar a grandes reuniones virtuales que lograr la asistencia de muchas personas en espacios físicos, también es evidente que la comunicación virtual resulta más desafiante, ya sea por inconvenientes de conexión y brechas tecnológicas, porque las personas no desean ser vistas en sus espacios familiares o simplemente porque la distancia física de por sí genera una distancia social y humana por la cual muchos no se sienten motivados para interactuar y participar.

 

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Lo que hemos aprendido del trabajo remoto

 

Desde el ejercicio del coaching y los programas de habilidades blandas que desarrollo para algunas compañías, he podido evidenciar cómo muchos equipos de trabajo que antes interactuaban presencialmente empezaron a tener serias fracturas y cómo la comunicación y el sentido de equipo se fueron perdiendo a medida que se extendía la experiencia del teletrabajo. Entendiendo esta nueva realidad, las áreas de recursos humanos de muchas compañías iniciaron programas especiales para motivar a sus empleados y reforzar el sentido de pertenencia que se fue desdibujando tras la monotonía de las pantallas y la interacción cada vez más escasa entre las personas.

 

Con este panorama, se ha evidenciado cada vez más el papel crucial de los líderes para mantener a sus equipos conectados y ser capaces de motivarlos, incluso en situaciones de alta presión laboral y demandas crecientes. Para los líderes ya no basta con dirigir equipos y presionar por resultados, porque hoy más que nunca las personas necesitan sentirse parte de algo, conversar, ser escuchadas y saber que aún existe una compañía que les apoya y reconoce sus aportes.

 

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Nadie pone en cuestión el valor de la transformación digital acelerada que muchas compañías han tenido en los dos últimos años y de las posibilidades cada vez más poderosas que nos ofrece la tecnología para trabajar, crear, producir y estar en contacto con el resto del planeta, pero, como en tantas otras ocasiones, es claro que el paradigma tecnológico por sí sólo no resuelve asuntos intrínsecamente humanos como la comunicación, las emociones y la interacción social.

 

Por eso, mientras muchas actividades han retornado a la presencialidad y otros sectores se especializan aún más en el trabajo remoto, las empresas hoy se enfrentan al reto de entender que los seres humanos están en el centro de la actividad productiva y por eso los líderes necesitan potenciar sus competencias para llevar a sus equipos a niveles elevados, teniendo como eje de su rol la comunicación asertiva, la capacidad de escuchar a sus colaboradores, la habilidad para romper el modelo del jefe que simplemente da órdenes y abrirse a paradigmas más participativos en los cuales cada miembro del equipo está presente y es considerado como un factor fundamental de la productividad y el éxito corporativo.

 

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¡Hemos aprendido, de eso no cabe duda!

 

Sin embargo, aún queda mucho camino por andar y al tiempo que se multiplican las posibilidades también crecen los retos y hoy, como hace milenios, nos seguimos necesitando por aquello de que si vamos “en manada” tenemos más posibilidades de sobrevivir e impulsar hacia el éxito nuestras empresas humanas, sociales y económicas.

 

Trabajar es algo que hacemos para garantizar nuestra estabilidad económica, pero es igualmente una actividad que nos integra a la sociedad, nos da sentido de utilidad personal y nos ofrece oportunidades vitales para la interacción. Por eso, aunque el mundo actual nos da poderosas herramientas para hacerlo a la distancia, es preciso preservar los espacios para reafirmar y potenciar nuestro carácter de seres sociales y comunicativos.

 

Como dicen por ahí: “Si quieres ir rápido vete solo, pero si quieres llegar lejos, trabaja en equipo”.

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