El lunes alguien me preguntaba cuál creo que será el foco de los proveedores de tecnología de consumo para los próximos años y mi respuesta, sin dudarla, fue: la realidad aumentada.
A la par con la inteligencia artificial, este es el segmento en el que más dinero se está invirtiendo en la industria (desde hace ya hace un año largo) y en el que los grandes protagonistas – tanto de hardware, como de software y servicios – están confluyendo.
Google, Facebook, Apple, Microsoft y miles de compañías le están apostando a una tecnología que nos permite mezclar el mundo físico con el digital. Un mundo en el que podemos enriquecer la experiencia del mundo físico con información, con imágenes y con objetos digitales que se superponen a nuestra realidad creando una experiencia enriquecida y mas completa.
Mi amigo argumentaba que no veía aplicabilidad alguna en el mundo real para la realidad aumentada y que aunque sus hijas usan los filtros de Snapchat / Instagram / Facebook a diario él no entiende su fascinación con ellos.
Para efectos de esa conversación cayó como anillo al dedo la presentación de ayer de Mark Zuckerberg al inicio del F8 hablando de como la realidad aumentada será el foco de la red social en los próximos años (pueden ver todos los anuncios y el video del keynote siguiendo este link).
Zuckerberg dio un resumen interesante de las 3 áreas en las que la compañía ve que puede haber aplicaciones reales para esta tecnología:
1. La posibilidad de sobreponer información relevante. El ejemplo más fácil de entender es de las direcciones de como llegar a un sitio, o información de la historia de un monumento superpuesta sobre el sitio mismo, físico y real. Pero piense en lo que se puede hacer, por ejemplo, para entrenamiento de tipo técnico y operativo. Piense en una persona que está aprendiendo a instalar o reparar algo y que puede ver – sobre el objeto físico – las instrucciones y explicaciones detalladas de sus componentes.
2. La posibilidad de adicionar objetos digitales a un ambiente físico. Que pasa cuando en vez de tener que comprar un objeto físico – un televisor o una pantalla – este puede reemplazarse por una pantalla digital que sobrepone a la pared (y que cuesta una fracción de lo que el objeto físico costaría). O lo que puede lograrse al tener un juego como Minecraft en 3 dimensiones que se construya sobre la mesa de su comedor. O como puede cambiar la educación – por ejemplo de medicina – con cuerpos digitales de tamaño real que pueden ser abiertos, segmentados, y analizados para una característica especifica según la lección que se esté dando.
3. La posibilidad de “mejorar” elementos físicos con detalles digitales. Piense en un cuadro que toma vida o un florero que se llena de plantas y pájaros digitales. Piense en lo que las mujeres gastan en maquillaje y en la cantidad de personas que tienen tatuajes. Piense en cuanta plata invierte la gente en “enchular” sus carros. Y como todo eso podría llegar a reemplazarse con una capa de objetos digitales que se sobreponen a elementos físicos.
No es un cambio trivial, ni uno que ocurra de la noche a la mañana. Esto tomará tiempo porque, entre otras, apenas estamos experimentado con el mecanismo por medio del cual veremos esa realidad. La meta será, seguramente, un par de lentes de contacto. Pero para ello primero tendremos que pasar por gafas, al estilo de las Google Glasses o el Hololens de Microsoft.
Lo interesante es que ya todos tenemos un dispositivo con el que podemos empezar a explorar el tema: nuestro smartphone. Y lo interesante del anuncio de Facebook es precisamente su foco en utilizar la cámara de nuestros teléfonos para crear la plataforma de Realidad Aumentada sobre la que quiere desarrollar su estrategia.
Los filtros que mostró Zuckerberg son divertidos. Los componentes de realidad aumentada que lanzó Snapchat esta semana son atractivos. El éxito (corto pero sustancioso de Pokemon Go) fue apoteósico. La incorporación de elementos de realidad aumentada en el nuevo Galaxy S8 es llamativa y todo apunta a que el nuevo iPhone incorporará una cámara con capacidad de mapeo en 3D, al estilo de Google Tango.
Pero son solo el comienzo. Son el equivalente a lo que fue el juego de Solitario original de Windows: un pequeño caballo de Troya con el cual se le enseñó a la gente a usar el mouse sin que se dieran cuenta.
Porque lo que viene cambiará todo. Y lo cambiará para siempre.