Ya para nadie es un secreto que todo lo que compartamos en el internet, lo que publiquemos en nuestras redes sociales y lo que enviemos por cualquiera de las aplicaciones de mensajería instantánea / correo electrónico vivirá por siempre en el internet y podrá ser usado en pro o contra nuestro durante el resto de nuestras vidas.
Pero, tenemos claro qué tanto daño nos puede causar aquella información que NO compartimos?
La pregunta se me vino a la cabeza por 2 noticias ocurridas en Estados Unidos la semana pasada pero que pasaron desapercibidas, posiblemente por el gran despliegue de la debacle del reemplazo del Affordable Care Act en Estados Unidos. Son 2 noticias que afectan tremendamente la privacidad de los usuarios y que tendrán repercusiones más allá de las fronteras norteamericanas.
1. Su Operador de Internet ya no necesita su permiso para vender sus datos
Hasta la semana pasada cualquier proveedor de internet (fijo o móvil) en Estados Unidos requería de su aprobación expresa para “compartir” su información con terceros. Compartir significa en realidad vender e información se refiere a sus hábitos de navegación, los sitios web que visita, la frecuencia con lo que lo hace y la duración de cada una de ellas. Los videos que ve, las aplicaciones que usa y en fin, todo aquello que usted haga en sus computadores y dispositivos móviles que requiera de una conexión a internet, bien sea por medio de un plan de datos (por ejemplo el de su smartphone) o utilizando el Wifi de su casa.
Tenebroso, no?
Al fin y al cabo usted puede esconder algunas de sus actividades de Google y de Facebook (ya vio todo lo que sabe Google de Usted y todo lo que comparte Facebook de usted con sus anunciantes?) tomando acciones preventivas como por ejemplo usar dos navegadores diferentes, pero su proveedor de internet tiene algo que estos no tienen: el control de su conexión a internet.
Ahora bien, si esta ley le parece preocupante, la siguiente lo estremecerá :
2. Su empleador podrá obligarlo a entregarle su información genética
La propuesta de ley HR1313, que se está tramitando en el Congreso Estadounidense, busca eliminar las protecciones incluidas en leyes como el Genetic Privacy and Nondiscrimination Law del 2008, las cuales impiden a los empleadores exigir la entrega de información de tipo genético como parte del ofrecimiento de planes médicos y de bienestar corporativos.
La idea, si es aprobada, es que todo empleado que desee acceder a estos tipos de programa tenga que someterse a exámenes genéticos cuya información podrá ser compartida con su empleador. En caso de no acceder a la prueba, el empleado podría tener que pagar unas primas mas altas para acceder al programa.
Piénselo bien. Eliminar la salvaguarda de su información genética abre una caja de Pandora sin precedentes. Qué impediría a una empresa discriminar en contra de, por ejemplo, una persona que tiene marcas genéticas que lo haga propenso a problemas renales? Qué impediría que dicha discriminación fuera por razones de raza o de niveles de hormonas?
Muchas de las empresas grandes hacen outsourcing de sus programas de bienestar con terceros, lo que abre el debate de quien controlaría el acceso y uso de esa información a terceros? Como se podría garantizar que estos, al igual que los operadores móviles, no terminen viéndola para publicidad (algo que los laboratorios farmacéuticos adorarían) o que incluso se use con fines más oscuros?
El tema es bien complejo.
Como bien decía Tim Berners-Lee en un articulo que publiqué la semana pasada: uno de los grandes peligros a los que se enfrenta el internet en la actualidad es que perdimos control de nuestra información.