Lo anterior genera grandes dudas, como por ejemplo:
- Realmente existe algo así?
- De dónde salió esta maravilla de moneda?
- Cómo se llama? Cómo funciona?
Para comenzar como se debe: por el principio, dicha moneda virtual es denominada “Bitcoin” y se dice que el protocolo fue creado hacia el año 2008 por una persona o colectivo bajo el alias de “Satoshi Nakamoto”, cuya idea era generar una moneda propia para Internet destinada a realizar inversiones que estuvieran fuera del alcance de cualquier autoridad centralizada.
Este tipo de dinero se basa en códigos de programación automatizados cuya duplicación es compleja y dispendiosa, ya que cada transacción es validada. Para evitar ataques de los hackers los creadores inventaron “un sistema a prueba de trabajo” (en inglés “Proof-of-work system”) que suele requerir algún tipo de cómputo en la terminal del cliente (computador que visita al servidor para adquirir los Bitcoin) orientado a la resolución de una encrucijada informática que cada vez suele aumentar su complejidad .
En la actualidad varias empresas, pequeños negocios y personas naturales comercializan esta divisa como medio de pago en el cual los usuarios pueden comerciar con un cierto anonimato (no es necesario revelar información sensible como el número de tarjeta de crédito o débito), eliminando unos cuantos intermediarios (el dinero viaja directamente del comprador al vendedor en un modelo P2P, sin regulaciones bancarias o tasas de intermediación).
El valor de la moneda ha ido cambiando a lo largo del tiempo y se basa en la confianza de sus usuarios, en su utilidad y su popularidad. Tal como el resto de las monedas, se rige por las leyes de la oferta y la demanda; así pues cuanto más deseado sea el Bitcoin, más gente deseará adquirirla y, de la misma manera, su valor de intercambio en los mercados aumentará proporcionalmente.
Generalmente, el valor suele calcularse frente al dólar (USD). Las formas más tradicionales para obtener esta divisa son: por medio de la venta de bienes y servicios o comprándola, usando las monedas tradicionales como el Euro o los dólares. Las transacciones suelen realizarse en páginas web que conectan a usuarios que desean vender con aquellos que desean comprar, o sea por intermedio de los llamados “mercados de intercambio”. Uno de los principales comercializadores de este tipo de dinero es el sitio MtGox.com que realiza aproximadamente el 80% del intercambio entre Bitcoin y otras divisas en la actualidad.
La historia de Bitcoin tiene sus altas y sus bajas, dado el problema de liquidez , no es tan fácil comercializarla ya que el modelo más usado en el mercado se parece mucho al de Facebook, en el cual, una persona que quiera invertir generalmente busca entre sus conocidos a otra persona de confianza que a su vez conozca a algún vendedor de Bitcoins (En Colombia por ejemplo no es tan fácil de encontrar a un personaje así). Superada esta barrera, generalmente se abre una línea de crédito y se discuten los términos y/o condiciones hasta cerrar el negocio pero, al igual que en las redes sociales, la efectividad de la transacción se basa en la reputación de las partes.
Este tipo de evolución para la moneda es bastante interesante, en donde cada persona puede llegar a ser su propio banco y controlar sus gastos sin necesidad de intermediarios (lo cual también implica que, al no haber una entidad financiera de por medio, tampoco hay garantías detrás que protejan al usuario en caso de pérdida). Ahora bien, es cierto que para llegar a esto todavía falta que Bitcoin tenga un nivel de aceptación más alto, mejorar la seguridad (varios hackers ya han hecho de las suyas con este modelo de dinero digital) y sobretodo, capacitar al ciudadano común sobre el tema.
En mi opinión, la capacitación puede llegar a ser lo más importante porque como dicen las abuelas “más sabe el diablo por viejo que por diablo” y, existen varias caras largas en la historia de los productos tecnológicos que, mientras llegan a estabilizarse (esta es la etapa en la cual nadie entiende como funciona el producto pero todo el mundo quiere un trozo del negocio) producen una “burbuja” elevando rápidamente los precios de cambio hasta un punto en el que simplemente explota! Haciendo que literalmente los precios se vayan para el piso.
Finalmente, vale la pena indagar un poco sobre el rápido crecimiento de esta divisa en la cual muchos inversionistas Rusos y de Chipre han depositado grandes capitales para evitar las crisis internas de los respectivos países. Y como dicen por ahí, “lo que fácil llega, fácil se va”, así que lo más posible es que estos capitales sean como las “golondrinas”, que en cualquier momento arrancan vuelo y simplemente dejan a todo el mundo “viendo un chispero”